Cuando el
deporte pone en tela de juicio el patriotismo que se siente por un país.
Siempre
escuchamos frases como: lo hice por mi país, está medalla, este gol, esta
conquista es para mi patria. Golpes en el pecho y cantar el himno a todo
pulmón. Si bien es un aliciente o una ayuda emotiva, esa idea o postura no te
puede garantizar que un deportista, ya sea en un deporte individual o
colectivo, vaya a dar todo solo porque ama a su país. Hay muchas mayores
variantes. Centrémonos en el fútbol como ejemplo.
Hace unos
días se dio un caso curioso en la Eurocopa 2016. Los hermanos Xhaka se
enfrentaban defendiendo cada uno a una selección distinta. Granit, defendía los
colores de Suiza, mientras Taulant hacía lo propio por Albania. Algo
similar al caso, también conocido, de los hermanos Boateng. Jerome juega por Alemania y Kevin
Prince por Ghana. Se
enfrentaron en el mundial del 2010 y el 2014.
Esto me
trae a la mente al querido Gianluca
Lapadula. Masacrado por un sector de la prensa por darle el no a la
bicolor. Defendido a capa y espada por otro sector. El goleador de la serie B y
que consiguió el ascenso con el Pescara al parecer espera un posible llamado de
Italia. Lapadula no conoce el Perú, no habla español y se siente más italiano
que la lasagna.
Hace un
tiempo Miroslav
Klose, goleador histórico de los mundiales, declaró para un medio de prensa
que él era polaco, que en su casa se comunican en polaco y que cantan el himno
de Polonia. Y aun con todo esto hizo 16 goles en 4 mundiales para los germanos.
El vio una oportunidad, vio que un país le ofrecía ser campeón, mientras que su
natal Polonia, por ese entonces no mostraba una estabilidad futbolística. No
veo que haya pesado el patriotismo. Diego Costa dejó claro porque optó por
España y eso no lo dejó de ser brasileño. Pero, por supuesto, fue odiado en
Brasil. Ahora no veo que alguien lo extrañe.
El italo-peruano
Lapadula parece ser un buen jugador, que quizás nunca vaya a jugar por Italia,
y que a mi modo de ver no ha mostrado desprecio o haya arrochado al Perú, porque simplemente, no es
peruano. No siente al país. Pero hay mucha gente que ha crecido aquí y no
demuestra el más mínimo respeto por nuestros símbolos patrios. Si vamos a
justificar cada acto que se tome: indisciplina, poca jerarquía, incapacidad
organizativa y miles de cosas con el hecho de que alguien sienta o no amor por
su país, pues estamos todos locos.
Sin duda
que Guerrero, Pizarro o Farfán se ve que vienen y es por algo. Amor al país,
claro; pasión por su país, seguro. Pero no puede ser determinante. Ha y otros
factores que son más determinantes y que deben ir de la mano para tomar la
decisión de defender un país. Sino habría que hacerle un monumento a ValentinaShevchenko o Peter López y vivamos en la nube, de que lograron lo que lograron
solo por amar una bandera. Son muchas cosas más que esas lo que te hace tomar
una decisión para defender un país en el fútbol o en el deporte en
general. No creamos todo lo que nos quieren hacer creer.
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