¿Quién tiene la última palabra en
el fútbol? ¿Quién decide que está bien o mal luego del pitazo del árbitro?
¿Funcionan acaso los medios periodísticos o la opinión pública como jueces en
alguna jugada polémica que el árbitro no advirtió? Muchas
preguntas para una sola respuesta, sentido común.
Foto:
eurosport.es
La jugada
que definió el partido entre Brasil y Perú fue el gol hecho por Raúl Ruidíaz
previo control con la mano para definir con el muslo. La jugada fue ilegal pero
el árbitro no la vió. Son muchas las personas que defienden el gol anotado ya
que plantean que el error es parte del juego. Hay otro grupo que piensan que el
futbolista actuó de mala manera y que su accionar refleja la sociedad en la que
se desenvuelve.
Muchas
cosas pasaron y seguirán pasando en el fútbol hasta nuestros días, recordemos
la famosa “Mano de Dios” defendida por los
beneficiados y que terminó siendo dad por válida al final del partido. Las
reglas del juego están hechas para respetarse y cada jugador debe ser leal con
sus compañeros y jugar limpiamente, pero la realidad es que en el campo de
juego cada jugador trata de sacar el mayor provecho al mínimo espacio que
tengan disponible. Simular faltas, fingir agresiones y hacer expulsar al
adversario son vistas como jugadas típicas del fútbol mal resumidas en la frase
“el fútbol es para los vivos”.
Muchos
ejemplos nos han hecho aprender de mala manera que la justicia (por ahora) no
va de la mano con el deporte que más nos apasiona. Alguno recuerda cómo celebró
Dunga la clasificación de Brasil tras vencer a Argentina por penales luego de
la “mano de Tulio”. Podemos citar también
a Thierry Henry, que luego de controlar el balón con la mano dio pase de gol y clasificación de Francia al
Mundial del 2010. Sumemos también el penal cobrado a México contra
Panamá en la semifinal de la Copa de Oro
del 2015.
Foto:
elcomercio.pe
Llegará el
momento en que, como en el tenis, el fútbol se modernice, se
perfeccione, se ajuste cada detalle y finalmente la justicia aparezca en el
deporte rey. Llegará el momento en que una falta fingida será sancionada tan
duramente que nadie más querrá hacerlo. Se sancionarán jugadores y jugadas con
ayuda de la tecnología y será entonces que desaparecerán los aprovechamientos
de algunos “acostumbrados” a aparentar cosas que no son. Llegará tal vez si
continúan las modificaciones al reglamento y se cierran los puntos ciegos de
las normas, por ahora no han cambiado mucho.
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