La Copa del Mundo Rusia 2018 está cada vez más cerca. Esta ocasión especial, en la que nuestra selección será parte de esta fiesta futbolística luego de muchos años de ausencia merece un trato distinto y hasta mejor del que hasta ahora le venimos dando. Los nervios y ganas de hacer un campeonato decente están agrupándose frente a lo que puede (debe) ser un ambiente tranquilo y de armonía tanto para los jugadores como para el entrenador, los verdaderos y únicos protagonistas dentro del campo.
Podemos llegar a Rusia unidos o con el equipo quebrado, es decisión sólo nuestra.
Foto: americatv.com.pe
En los días posteriores a la clasificación han ido apareciendo muchas teorías de conspiración, convocatorias de agradecimiento, argollas de todos los calibres y hasta supuestos sobornos de partidos que se jugaron cuando algunos ni siquiera habíamos nacido. Porque cuando el objetivo se cumplió y no quedaban argumentos por donde atacar a la selección, se buscó una nueva excusa y se trabajó en ello. La felicidad que nos regaló el equipo de Ricardo Gareca ahora nos parece sospechosa y hasta mal intencionada. Y es que nunca estamos satisfechos.
Edison Flores, una de las figuras de esta nueva selección.
Foto: la10.rpp.pe
El nuevo grupo
Uno de los logros más resaltantes de Ricardo Gareca fue el esperado cambio en el manejo del equipo, es decir, jubiló a uno que otro integrante que no sumaba para el grupo y en su lugar llamó a jugadores con hambre gloria, con habilidad y sobre todo, con la intención de someter su figura individual por el bien del colectivo.
Los rostros de la clasificación.
foto: elbocon.pe
No bastaba con voluntad, hacía falta sacrificio y habilidad para lograr el juego que el entrenador necesitaba para nuestra selección y que en esos primeros partidos no se encontró. Fue a partir de la Copa América Centenario en que el equipo encontró un ritmo de juego que pemitió competir, los resultados llegarían después. Es cierto, el equipo ya no tenía a los Pizarro, Zambrano o Vargas y por un buen tiempo hasta el mismo Farfán estuvo fuera de lista, pero gracias a eso ganamos a los Corzo, Advíncula, Carrillo, Ruidíaz y un irreemplazable Edison Flores. Ellos consiguieron la clasificación que otros sólo soñaron, ellos que siguieron la idea de un entrenador que los supo agrupar.
El nuevo grupo
Se comenta de que la selección ahora es un grupo compacto que tiene una sola meta, la cual es realizar la mejor presentación posible en el Mundial de Rusia. Se comenta que este grupo es tan compacto que ha evolucionado a una especie de nueva argolla futbolística, esas argollas que no permiten nuevos miembros por considerarlos amenazas a su existencia y que en este caso excluyeron a un jugador como Cristian Benavente, que goza de la aceptación mayoritaria de la afición por verlo como el símbolo de la responsabilidad y compromiso que antes no abundaban en la VIDENA.
Cristian Benavente en la selección. Ricardo Gareca tiene la última palabra.
foto: diariocorreo.pe
Las acusaciones sin pruebas o a medias pueden ser muy dañinas para cualquier grupo, sobre todo si consigue inflitrar un pensamiento que puede multiplicarse en las redes sociales, esas mismas redes sociales que son muy generosas con las opiniones de todo calibre y videos que recuerdan épocas pasadas. Lo mejor que podemos hacer ante esta marea de acusaciones es recordar que nuestro equipo está en buenas manos, la clasificación avalan la opinión del entrenador y por lo menos eso le debemos los que gritamos de alegría cada triunfo peruano.
Los rivales que esperan le esperan a Perú
foto: larepublica.pe
Los partidos amistosos que acabamos de disputar ante Croacia e Islandia, más que confirmar que estamos (en racha) por buen camino, nos ayudan a confirmar las creencias que tenemos hacia el entrenador. El grupo está casi definido, los pocos que se integren serán estudiados al máximo por el comando técnico y si bien ninguna decisión es justa para todos, podemos presumir que es la correcta para lo que el grupo necesita. Es muy prematuro asegurar si podremos luchar la clasificación, hay que esperar que nuestros jugadores lleguen bien en todo aspecto, hay que esperar a que el capitán se integre al grupo, hay que esperar no tener lesionados antes de la gran fiesta. Por ahora, el entusiasmo es muy grande, no lo apaguemos nosotros mismos.
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